WHO RIGS EVERY OSCAR NIGHT? (2)
DE CARTON PIEDRA
Nominada a 5 estatuillas (entre ellas mejor película y mejor guión original), “Her” es un filme dirigido por Spike Jonze, un reputado directo de vídeos que de vez en cuando dirige alguna película que suele resultar lo más interesante de la temporada en la que se estrena. Así ha sido en el pasado y así resulta en este caso y prefiero usar el término “interesante” antes que el termino “buena”.
La acción de “Her” tiene lugar en un futuro no demasiado lejano en el que la ciencia es capaz de desarrollar un Sistema Operativo que puede albergar sentimientos, esta alternativa al contacto humano parece ser la solución perfecta para Theodore, un solitario escritor recién salido de una ruptura sentimental y con problemas para comunicarse con las personas de carne y hueso. La película narra de manera elegante y sutil este insólito romance de los tiempos modernos que en un principio se asemeja a una fantasía masculina clásica (si exceptuamos la imposibilidad de materializar físicamente la relación) en la que alguien consigue encontrar al compañero perfecto capaz de cubrir sus necesidades afectivas eludiendo los inconvenientes de una relación real. Sin embargo y tal como sucede en las otras historias filmadas (y en ocasiones también firmadas) por Jonze, cualquier fantasía que trate de suplir o consolar la ineludible necesidad de amar y ser amado (que en el fondo es el nexo de unión temático de dichas historias) está destinada al fracaso y Theodore como cualquier otro ser humano tendrá que acabar por enfrentarse con la realidad y sus miserias so pena de terminar en un destino mucho peor que dicha realidad.
Formalmente impecable y argumentalmente estimulante la película se beneficia además de una interpretación sobria y enternecedora por parte de un actor (Joaquin Phoenix) al que estamos acostumbrados a ver en registros mucho menos contenidos, destacar también a Amy Adams que sospecho ha sido nominada por la película equivocada. “Her” no ganara en ningún modo el oscar a la mejor película pero quizás lo consiga por el guión original, algo que sería bastante justo y además necesario.
TENGO QUE VIVIR EL RESTO DE MI VIDA COMO UN GILIPOLLAS
Martin Scorcese dijo en cierta ocasión que sólo le interesaba John Ford cuando se volvía loco (hablaba en concreto de la loquísima “The Searchers”), en los últimos días se han multiplicado los comentarios de semejante cariz a propósito del estreno de “El lobo de Wall Street”, en la que muchos aficionados depositaban sus esperanzas de recuperar al gran Martin Scorcese que firmó su última obra maestra hace ya casi veinte años con “Casino” y que desde entonces (y con la honrosa excepción de “El aviador”) no había hecho nada que valiera verdaderamente la pena en cuanto a cine de ficción se refiere.
“El lobo de Wall Street” me ha recordado en cierto modo a la también reciente “Cosmópolis”, un filme que se podía interpretar como un intento –fallido- de David Cronemberg por volver (al menos en el aspecto estético) a los postulados del cine que le hiciera célebre en los ochenta y noventa. En este caso sucede tres cuartos de lo mismo, se ha insistido en los paralelismos entre esta película y otros títulos del pasado glorioso del director como la ya mencionada “Casino” o “GoodFellas”, en cuanto a que “El lobo…” sería una transposición del mundo de la delincuencia mafiosa que allí se narraba al de las altas finanzas de finales de los ochenta y principios de los noventa. No opino lo mismo, en el caso que nos ocupa no parece que las intenciones de los autores del filme vayan por la intención de reflejar el espíritu de una época, de una parte de lo sociedad o de una forma de criminalidad de guante blanco en concreto, ni siquiera en el de contar una simple historia, más que una película en sí “El lobo de Wall Street” es una colección de imágenes animadas por un frenesí que en ocasiones resulta brillante y en otras grotesco y vergonzoso, así pues más que destacar esta película o compararla con otras del realizador ítaloamericano deberíamos simplemente celebrar que el director sea capaz no ya de hacer una obra maestra como las que abundan en su carrera sino simplemente de crear escenas de una vitalidad desbordante, algunas de las cuales posiblemente se encuentre en el futuro entre las más celebradas de su trayectoria.
Terminar añadiendo que la competencia entre las interpretaciones del dúo DiCaprio-Hill y las del Mcconaughey-Leto prometen ser de lo más apasionante en la futura gala de los Oscars.