Thursday, February 21, 2013

Esta semana he visto

NO MEANS NO


¿Una película sobre la dictadura chilena? No gracias, el cine político rara vez logra algún resultado destacable cuando aborda desde una perspectiva general y unidimensional una realidad muchas veces inabarcable y variada. Ni siquiera el ejemplo más ilustre (“Missing” de Costa-Gavras) que viene enseguida a la memoria me parece un filme valioso, por no hablar de bodrios del estilo “Llueve sobre Santiago”.

Pero una película sobre cómo se gestó la campaña política para el referéndum de 1988 -mediante el cual el régimen pinochetista pretendía mantener el poder con el refrendo del pueblo chileno- ya es otra cosa. Eso sí podría ser interesante.
 
 

Por lo que he leído en el programa de mano la película forma parte de una trilogía sobre la dictadura chilena filmada por el director Pablo Larraín, no he visto los otros dos filmes pero no creo que sea necesario para considerar éste que nos ocupa por separado.

 

A grandes rasgos “No” trata, como se ha adelantado, de una parte de la historia real del Plebiscito de 1988 que el régimen de Pinochet accedió  a celebrar debido a las presiones internacionales, y mediante el que pretendía legitimarse por un período mínimo de ocho años. La consulta se presuponía ganada por dicho régimen antes incluso de celebrarse, algo que daban por asumido tanto los partidarios del sí como los del no (estos últimos una amalgama de hasta diecisiete partidos diferentes unidos sólo por el empeño de descabalgar a “Pinocho” del poder). Y en efecto uno de los primeros aspectos que se analizan en la película es la pugna entre aquellos que querían aceptar el desafío de la dictadura y aquellos que consideraban una pérdida de tiempo entrar en un juego amañado.

 

Pero el principal argumento de “No” es la manera en la que, el personaje del creativo de publicidad  René  Saavedra (interpretado por Gael García Bernal y por lo visto un personaje real), entiende que la campaña contra el plebiscito debe huir del tono denso y patibulario de la tradicional propaganda opositora a la dictadura y adoptar otro estilo más colorista y festivo, una reflexión más compleja de lo que parece puesto que implica aceptar las reglas del juego del capitalismo más ortodoxo en lo que respecta a vender un producto independientemente de consideraciones éticas, algo que entronca con el histórico debate entre pragmatismo e idealismo que siempre ha torturado a la izquierda (“Ganar la guerra antes que la revolución”, esto y lo otro…).  

 


 

Sin embargo lo más llamativo de esta película a nivel personal es la curiosa contradicción en la que se incurre porque, cuando se disponía de un historia con elementos argumentales tan potentes como ésta (la desconfianza inicial en la campaña, la dinámica de spots y contra spots, el acoso de las fuerzas oscuras del poder contra los publicistas, el suspense de la votación final, etc.…) se elige el mismo tono plúmbeo, hermético y anti climático que René critica durante el desarrollo del filme. Y es una pena porque en manos más diestras y que pensaran más en la audiencia (vamos si alguien con el sentido del espectáculo de René hubiese estado tras las cámaras) se podría haber conseguido una película apasionante, pero el estilo con el que se elegido narrar el argumento contribuye bastante a distanciar al espectador de la historia, algo que se añade a otros defectos habituales e inevitables de estas producciones, como el hecho de tener que estar adivinando qué es lo que dicen los actores debido a la dureza del acento del Cono Sur, y otros perfectamente evitables como la decisión de Larraín de filmar la película usando cámaras de los ochenta lo que provoca la desagradable sensación de estar presenciando una reposición en malas condiciones de “Anillos de oro”.


 
 
RELAMPAGO SOBRE EL AGUA
 
 



No recuerdo la primera vez que oí hablar de “Diamond Flash”, una película que –haciendo caso a las fechas que señala la imdb- se estrenó en una serie de festivales entre octubre de 2011 y mayo de 2012 y que dudo mucho que haya rozado las carteleras comerciales. En este caso se aplica perfectamente el marginal sistema de distribución de “boca a oído” aunque mejor habría que decir “dedos a ojo”. Normalmente no suelo hablar de películas ya estrenadas (o no) hace tiempo pero en este caso merece la pena la excepción y contribuir así en la medida que pueda a la difusión de esta curiosa cinta.
 
Lo primero que hay que decir es que yo vi esta película sin saber de ella poco más que su nombre y que era algo a lo que merecía la pena echar un vistazo, me parece una forma atractiva de acercarse a esta producción y recomiendo lo mismo así que si quieren pueden dejar de leer lo que sigue aunque no hay spoilers.
 
“Diamond Flash” resultaría interesante simplemente por ser una película de carácter extremadamente ortodoxo en su elaboración, algo de agradecer en un cine patrio bastante uniforme donde sólo algunos autores consagrados (es un decir) o, como en este caso, totalmente noveles, se atreven a afrontar algún tipo de riesgo a la hora de hacer cine. El uso de actores desconocidos, el predominio de escenas de interiores (sin decorados o esa impresión se da al menos)  basadas casi exclusivamente en diálogos en plano fijo, y en general la ausencia casi total de cualquiera de los artificios habituales en el cine moderno podría haber dado como resultado un filme plano, aburrido y difícil pero no es así y es esta la principal virtud de “Diamond Flash” por más que sea cierto que el interés se mantiene sobre todo por tratar de adivinar de qué carajo va todo el embrollo.
 
Hay que decir antes que nada que dicho suspense narrativo queda en gran medida sin resolver y que la película ofrece más interrogantes que respuestas, eso no es un problema para mí pero qué duda cabe de que es una forma de contar una historia que genera bastante frustración y puede que con motivos. Si tuviera que resumir el argumento de “Diamond Flash” podría aventurar que se trata de una variación sobre la idea de aplicar las claves de la cultura de súper héroes al mundo real (un poco al estilo de “Watchmen” o “Unbrekeable”, no en vano el director y guionista de la película pertenece a ese ambiente) mezclado con una fantasía producto de estados mentales alterados al estilo de parte del cine de David Lynch. Todo ello en torno a un núcleo argumental que se alimenta de historias sobre traumas infantiles y conflictos familiares no resueltos y una reflexión bastante insólita sobre la condición femenina (porque hay que decir que se trata de una película eminentemente femenina). En fin una amalgama de derivaciones argumentales que a veces convergen y que a veces dan la sensación de no tener ninguna relación entre ellas o tenerla sólo para la mente del creador de esta historia.
 
En resumen que más que recomendar “Diamond Flash” recomiendo la experiencia de verla.
 



Bueno incluso en lo indescifrable hay categorías, comparada con esta película el argumento de “Diamond Flash” es más simple que el de “El regador regado”.

En el año 2004 el director Michael Gondry y el guionista Charlie Kauffman unieron sus espadas para ofrecer una de las películas fundamentales de la pasada década. Dos años más tarde Gondry acaparaba ambas facetas artísticas para ofrecer con "La ciencia del sueño" una película tremendamente fallida. Poco más tarde era Kauffman el que se sentaba en la silla de director para parir esta ida de olla hermosa pero indescifrable que ha ido a parar directamente al cementerio de elefantes cinéfilos. En resumen habría que decirle a uno "director a tus directrices" y al otro "guionista a tus guiones".

No se la pierdan, la expresión máxima de la idea de autoría intelectual con todas sus bellas pero terribles consecuencias.

 


8 Comments:

Blogger Ra está en la aldea said...

A ver quién se quita de la cabeza "La alegría ya viene" después de escucharla. La nombro ya, sin haberla visto todavía, el gran mérito de la película.

5:49 AM  
Blogger SisterBoy said...

Curiosamente lo mejor de la peli es precisamente las grabaciones históricas como esta.

7:40 AM  
Blogger El Impenitente said...

Pues a mí me ha recordado a aquello de "Habla pueblo, habla. Tuyo es el mañana".

Estoy con Faulkner ahora. "El ruido y la furia". Leyendo tu crítica de "Diamond flash" a veces tenía la sensación de que estabas escribiendo sobre el libro. Tus críticas tienen varias vidas.

8:37 AM  
Blogger SisterBoy said...

Yo sólo he leído "Mientras agonizo" y por suerte no se trataba de un mensaje oculto de algún infortunado lector.

9:05 AM  
Blogger Slim said...

pero ese anuncio era el de verdad?
impresionante! crei que era la recreación. Vi ayer un reportaje en dias de cine de esta peli y tampoco les entendi nada cuando hablaban. recuerdame que la vea con subtitulos si lo hago alguna vez.

a mi Missing me gustó mucho.

3:23 AM  
Blogger SisterBoy said...

Pozi, ese era el verdadero anuncio, de hecho recuerdo haberlo visto en aquella época. He estado pensando en lo de los diálogos inaudibles y dado que también me pasa con los que se producen en el idioma de mi país he llegado a la conclusión de que los muchos años viendo versión original con subtítulos han hecho que pierda el oído :(

3:44 AM  
Anonymous manipulador de alimentos said...

Tengo que confesar que me daba pereza ponerme a ver 'No' de Pablo Larraín. Ya sabéis, Pinochet, la dictadura, con todo respeto, como que ya me lo sabía todo. Al estilo de las pelis españolas de la guerra civil. Ha sido una grata sorpresa. Entretenida, al estilo de 'Argo', con un 'look' extraordinario de esos años 80 y unos créditos magníficos. Más que recomendable. Un saludo!!!!

5:28 AM  
Blogger SisterBoy said...

Ya te digo que me gustó que hablaran de una pequeña historia de la dictadura y no de la dictadura en general.

8:41 AM  

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