Wednesday, November 21, 2012

Este fin de semana he visto...

A NOT VERY FUNNY THING HAPPENED IN THE WAY TO THE FORUM

El hecho de que Woody Allen lleve entregando una película por año desde hace más de cuarenta aconseja saltarnos el acostumbrado (y hasta ahora inevitable) prólogo con el que se suele transcribir en palabras la también acostumbrada reflexión sobre la progresiva decadencia de su arte, omitamos pues esos comentarios.

Decidí no ir a ver”A Roma con amor” al cine pues sólo estaba disponible la versión doblada, y sinceramente prefería no tener que volver a oír al tipo de la voz de papel higiénico mojado que suele doblar a Roberto Begnini,

La comedia se sitúa en esta ocasión en la ciudad eterna, los más románticos dirán que se trata de un nuevo homenaje del viejo genio hacia otra de sus ciudades europeas favoritas, los más cínicos que se trata de un nuevo ardid para recaudar fondos públicos a cambio de una inestimable labor de propaganda turística para la ciudad “homenajeada” (al menos con “Vicky Cristina Barcelona” parece que una de las partes del trato se cumplió a rajatabla).

La película se estructura en una serie de historias no cruzadas que tienen lugar en la capital italiana, cuando esto sucede suele ocurrir que una o algunas de esas historias suelen destacar por encima de las demás. En este caso no sucede y todos los pequeños relatos que conforman el argumento adolecen de la misma falta de brío y escasa fortuna a la hora de elegir a los actores, aunque lo peor de todo es que en general (con una única salvedad) tienen muy poca gracia. Otra cosa que llama la atención es que la mayor parte de ellos parecen tener poco o nada que ver con el carácter italiano o con la urbe en la que están ambientados (si exceptuamos uno que parece un homenaje a la película de Federico Fellini “El jeque blanco”) y parecen obedecer más a viejas ideas del cineasta neoyorquino (algunas de ellas brillantes, sobre todo las que se abordan con cierto cariz fantástico, aunque de nuevo mal ejecutadas) que ha adaptado por circunstancias a la ciudad en la que le tocaba rodar.

De todas las historias la mejor sea posiblemente la protagonizada por el propio Allen que ejerce una vez más de ese personaje tan reconocible y celebrado por sus fans y es posiblemente también esa circunstancia la que la hace la más destacable pues de otro modo podría haberse convertido en un argumento tan flojo como los demás. Y esto no es nuevo, habría qué ver qué hubiera sido de “Scoop” sin la intervención del gran Splendini.

HAY UN HOMBRE EN FRANCIA QUE LO HACE TODO



Desde que se empezara a oír hablar de ella tras su comentado pase en el festival de Sitges (donde terminó por acaparar los mejores premios), la fama de “Holy Motors” ha ido acrecentándose día a día entre los críticos y entre los espectadores con un interés por el cine que supera el deseo de matar el tiempo un domingo por la tarde. Además la idea de ver “Holy Motors” no respondía tanto a las buenas críticas sino a la manera en que dichas críticas se expresaban, un razonamiento que podría extenderse incluso a los comentarios más injuriosos sobre ella, como el del inefable Carlos Boyero cuyas palabras adversas (siempre y cuando hablemos de este tipo de filmes, tampoco es justo convertir al cara de pizza en un antagonista permanente) suelen ser más un estímulo que un demérito. Todo esto convertía “Holy Motors” en la película que había que ir a ver de forma casi obligatoria en este fin de temporada.

¿Y qué es “Holy Motors”? Pues durante aproximadamente la primera hora de visionado resulta bastante difícil, al menos para mi, contestar a esta pregunta, aparte de que uno se olvida de preguntarse demasiadas cosas contemplando una serie de imágenes increíblemente extravagantes, tanto que sólo se me ocurría compararlas con las del cine experimental de finales de los sesenta y principios de los setenta. Durante estos primeros minutos el espectáculo se mantiene principalmente en virtud de la interpretación de Denis Lavant, lo que este actor hace en la película (especialmente en el segmento de Monsieur Merde, una especie de Chaplin psicópata) es digno no ya de un Oscar sino de su nombramiento como Presidente de la República Francesa.

Después de esa primera hora de metraje la historia, sin dejar de ser un espectáculo sorprendente y heterodoxo, termina por asentarse y enseñar sus cartas en forma de declaración de amor en tono de elegía a una profesión y a un arte cuyo declive parece inexorable (amen de disparar de rebote contra una serie casi inabarcable de temáticas variadas). Es en ese momento cuando el filme, que hasta ese momento había practicado un lenguaje desquiciado y en ocasiones brutal, adopta un tono lírico que alcanza su punto culminante con un cameo (aunque quizás sea injusto usar esta expresión) delirante por parte de la última persona que hubiéramos pensado ver en esta producción.

En fin, es posible que esta película dirigida por Leos Carax (del que personalmente llevaba veinte años sin oír hablar, desde los tiempos de la parcialmente apasionante “Los amantes de Poit Neuf”) cause tanto disgusto como apasionamiento pero qué duda cabe de que es un espectáculo fascinador que nadie debería perderse. Al menos puede asegurarles que, de todas las películas rodadas en el interior de una limusina que se han estrenado en el año 2012, esta es sin duda la mejor.                        

5 Comments:

Blogger El Impenitente said...

Pues no tenía yo excesivas ganas de acudir a mi cita anual con Woody y, tras leerte, he decidido darle plantón. Una de las trescientas catorce cosas buenas que tiene tu blog es que nos permite ahorrarnos tiempo y dinero.

Por otra parte he tenido que consultarle al tío Google quién hizo el cameo delirante. Hay otros que disfrutan descubriendo secretos. Otros como yo. El título de su segunda crónica SisterBoy lo ha sacado de aquí:

http://www.youtube.com/watch?v=YsK1y5GuorM

Malditos gabachos.

2:57 AM  
Blogger 3'14 said...

Pasé de comentarte nada en facebook sobre la última de Allen porque merece el más absoluto de los desprecios, que no es otro que la indiferencia. La vi comprada porque hace tiempo ya que ha dejado de motivarme ver nada nuevo que produzca. Y de la segunda, ya te hablé, no me repetiré.
Pero ver las dos juntas en un mismo post es un claro ejemplo de como hacer mal y bien las cosas. El vivo ejemplo de que hacer pelis por año como churros no aporta nada, bueno sí, ayudan a regular el estreñimiento. Y que el refrán de "Lo poco agrada y lo mucho aburre", a parte de consolar a los eyaculadores precoces, es aplicable al arte (de hacer las cosas con el corazón y no por el bolsillo) Aunque también es cierto que, si Carax estuvo sometido durante estos largo años al destierro cinematográfico, tal vez no fuera tanto por autoexigencia propia del artísta si no por falta de financiacón debido al astronómico gasto al que sometió a la productora de su anterior largometraje, la cual casi arruina.

Por cierto, geniales siempre astrud, y muy acertado el título que has elaborado :)

9:05 AM  
Blogger SisterBoy said...

En honor a la verdad el título que le he pusto a la película no se me ocurrió a mí (el de la de Allen sí).

Vi a Astrud en directo hará unos diez años y me pareció uno de los mejores conciertos a los que he asistido, nunca olvidaré su versión de "Stop me if you think you´ve heard this one before".

9:57 AM  
Anonymous Sr. Biltons said...

La de Woody Allen se me escapó, me gustó bastante "Medianoche en París" y le hubiera dado una oportunidad a esta.
La de Leos Carax, la veré cuando tenga una conexión decente que me permita "comprar" películas, si no nada de nada.

Un saludo.

2:38 PM  
Blogger SisterBoy said...

Me temo que en los tiempos que se avecinan esa conexión decente será tan importante como la comida o el alquiler

2:58 AM  

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