Monday, August 08, 2011

You finally made a monkey out of me



El estreno en el año 1968 de “El planeta de los simios” supuso uno de los hitos del cine fantástico de la segunda mita del siglo XX, por más que buena parte de esa fama se deba al que es sin duda uno de los finales más impactantes de la historia del séptimo arte.

Tras la original vinieron cuatro secuelas (excelentes las tercera y la cuarta y bastante flojas la segunda y la quinta), una serie de televisión (que como bien dijo el crítico Javier Ocaña nos alegró la infancia pero no resistiría una visión madura) y un remake lamentable perpetrado por Tim Burton del que sólo se comentó en su día su enredoso epílogo. Ahora llega esta precu-secuela -dirigida por un desconocido- que podríamos definir como un intento de hacer un remake de la cuarta película de la vieja saga saltándose antes la segunda y la tercera. Intentemos explicarnos.

En la primera secuela, “Regreso al plantea de los simios”, rodada allá por 1970 (y repito que no demasiado estimable por más que contenga la escena más terrorífica de toda la colección), otro astronauta llegaba al mundo futuro en busca de Taylor (Charlton Heston) y tras múltiples peripecias este último terminaba por provocar una hecatombe nuclear. En la siguiente película (“Huída del planeta de los simios”) se invertía el viaje en el tiempo y eran los simios Cornelius, Zira y Milo los que viajaban al pasado (cuando la Tierra estaba aún dominada por los hombres) huyendo del cataclismo. Cuando los recién llegados revelaban cuál era el futuro de la humanidad eran perseguidos y exterminados con la única excepción del hijo recién nacido de Zira y Cornelius: el pequeño Cesar.




En la cuarta película, “La rebelión de los simios”, vemos cómo Cesar es criado en un circo donde se mantiene en secreto su condición de mono pensante y hablante. Mientras tanto la humanidad ha perdido a todos sus animales domésticos a causa de un virus, para reemplazarlos ha decidido acudir a los simios a los que se educa en las tareas más diversas. Cesar decide cambiar las cosas y encabeza una rebelión que termine con los primates dominando el mundo.



Con esta continuidad la saga de los simios lograba una estructura circular donde quedaba suficientemente explicado el origen y las consecuencias de toda la acción. Pero en esta nueva producción estrenada el pasado viernes se opta por un camino más corto y abrupto (por más que la película siga más o menso las pautas de “La rebelión de los simios”) y se decide acudir a la siempre disponible excusa argumental de la manipulación genética. En esta ocasión Cesar es el hijo de una hembra a la que se le ha inoculado una droga experimental con la que se pretende curar el Alzheimer, cuando el experimento fracasa la dirección del laboratorio ordena exterminar a todos los simios salvándose únicamente el recién nacido en el que la droga ejerce unos efectos sorprendentes.

La cinta entra al trapo sin demasiados rodeos, con una capacidad de síntesis digna de un telefilme de 50 minutos y prescindiendo de las tortuosas implicaciones filosóficas y políticas de las películas de los años sesenta y setenta, aquí despachan todos esos asuntos con algunas tibias referencias a la ya reseñada manipulación genética y a la avaricia de las grandes corporaciones. “El origen del planeta de los simios” es básicamente un filme de acción con un único protagonista reseñable (Cesar naturalmente), el resto de personajes son un conjunto de arquetipos que están al servicio del carácter creado al alimón por las nuevas tecnologías de animación y el trabajo de Andy Serkis, un hombre que ha logrado el sueño de todo actor: trabajar en grandes películas cobrando una pasta sin que nadie tenga ni puta idea de quién eres cuando te estas tomando un batido en el drugstore de la esquina.





Son las bondades de este personaje y su interprete (sin dejar de señalar que tenía muchísimo más mérito el trabajo de los actores que, en las viejas películas de la serie, tenían que actuar bajo una hierática máscara sin todos los juguetitos de los que el cine dispone ahora) lo mejor de la primera parte de la película, todo lo demás son situaciones tópicas, personajes acartonados y sonrojantes chapuzas argumentales que tratan de tapar los muchos agujeros el guión.

En la última parte de su metraje (cuyo comienzo podríamos señalar en el único momento que se puede calificar de brillante por más que también sea en parte heredero de la película original) el filme se convierte ya plenamente en una película de acción filmada de un modo eficaz y cuya visión resulta notablemente entretenida, algo que podríamos extender al resto de esta producción si uno abandona definitivamente cualquier expectativa que pudiera tener al entrar en la sala, algo que le resultará mucho más fácil al espectador que empezó a oír hablar de “El planeta de los simios” en un capítulo de “Los Simpson”.



5 Comments:

Blogger littlebab said...

Para mi es entretenida y punto. La trama del chico bueno con papá enfermo es espantosa. Para hacer eso, que se ahorren la hora de diálogos y que saquen a los monos cabreados desde el principio.

12:54 PM  
Blogger SisterBoy said...

Tengo la sensación de que cuando esta película se recuerde en unos años (si es que tal cosa ocurre) todo el mundo habrá olvidado a John Lightgow tocando el piano con los codos.

Me voy a ver Tiburon 2 por la Sexta 3

1:29 PM  
Blogger El Impenitente said...

Yo me quedo con Amy. Me gustó el "Back to black" y me encantaban los dos negros que iban con ella en las actuaciones haciendo los coros. Eran un espectáculo. Se muere, empiezan con el mito y con los de la la generación maldita de los que se han muerto con veintisiete años. La generación de los gilipollas que murieron a los veintisiete. Porque hay que ser muy tontos muy tontos. Buenos también. Muy buenos. Pero muy tontos.

9:13 AM  
Blogger SisterBoy said...

Aquí en España como siempre somos más pragmáticos y tenemos el club de los 47 (más o menos como Enirque Urquijo y Antonio Vega).

10:24 AM  
Blogger El Impenitente said...

Donde se demuestra que la raza española es superior. Más resistente. A Antonio Vega tenían que haberlo analizado bien. Un tío que llevaba mil años muriéndose pero que tardó tanto en morirse tenía un organismo desde luego para el estudio.

10:49 AM  

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