Sunday, April 18, 2010

Down by law. Parte primera.



Resulta difícil separar el nombre del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón de la actualidad española de las últimas décadas. Y no sólo en el campo de la justicia.

Precisamente se cumplió no hace mucho el veinte aniversario de lo que se conoció entonces como “Operación Nécora”, la gran redada contra el narcotráfico gallego de la que este Juez fue santo y seña y que creo recordar que significó su salto a la fama.

El hecho de que posteriormente muchos de los acusados quedaran en libertad o recibieran penas muy inferiores a las esperadas no disminuyó demasiado el prestigio adquirido por el primer juez estrella de nuestro país. En todo caso se achacó el resultado final de dicho proceso a un sentimiento de revancha por parte de los magistrados del tribunal contra el juez instructor del caso al que envidiaban por su notoriedad (algo de eso habría ya que recuerdo también que en la sentencia se hacía alguna clase de mención a “lo mal instruido” que había estado el sumario). Lo cierto es que de todo aquello nos quedaron únicamente una serie de personajes impagables del crimen organizado nacional como Laureano Oubiña, los Charlines o Sito Miñanco, sin olvidar al narcotraficante arrepentido Ricardo Portabales (al que por cierto hace poco se le ha retirado la escolta y la pensión de chivato).








Paralelamente a esta actividad el Juez seguía con otros sumarios de mucha trascendencia pública como los que instruyó en casos de terrorismo. A medida que su popularidad aumentaba también lo hacía la animadversión en su contra (sin que dicha animadversión tuviera que tener un motivo fundado, algo por otro lado característico de la raza humana en general y de la española en particular). Se le criticaba mucho por ejemplo que, para supuestamente continuar en su status de “juez estrella,” incluso manipulaba los procedimientos habituales para que recayeran en su jurisdicción los casos más llamativos.

Estas críticas devinieron en pandemónium cuando en 1993 se hizo público que el juez más famoso de España concurría a las elecciones generales por el PSOE y en el puesto número dos por Madrid nada menos, teniendo únicamente delante al mismismo Felipe González. En ese momento Garzón había perdido ya su condición de magistrado y por lo tanto se le podía criticar abiertamente y la prensa conservadora no se cansó de ello, se le caricaturizaba disfrazado de vedette, se hacía burla de su voz aflautada (que hasta ese momento no habíamos oído pues lo cierto es que para ser un juez estrella el hombre no concedía ninguna entrevista) y se ponía en duda su imparcialidad como juez insinuando que ya entonces seguía dictámenes del partido que gobernaba España en aquélla época.






Posiblemente aquella maniobra pirotécnica fue orquestada por el maquiavélico Felipe González con el ánimo de asestar un golpe de efecto ante unas elecciones en las que parecía que su largo reinado tocaba a su fin. Nunca se sabrá la influencia final que tuvo en los comicios de aquel año el factor Garzón pero lo cierto es que el PSOE se alzó una vez más con la victoria de forma sorprendente lo que no hizo sino aumentar la inquina que la derecha y su prensa albergaba contra el juez con voz de vicetiple.

Lo cierto es que se había hablado mucho de su aterrizaje en la política pero no de lo que pasaría después de que se apagaran los motores, posiblemente él tampoco lo había hablado. Quizás pensó que le harían Ministro (o eso se dijo en su momento) pero lo cierto es que terminó siendo nombrado delegado del Gobierno en el Plan Nacional sobre Drogas, con rango de secretario de Estado. Un cargo con un nombre muy extenso pero que posiblemente (tal y como dijo una vez George Bush padre refiriéndose en su caso al cargo de Vicepresidente de los Estados Unidos) valía tanto como una jarra llena de saliva caliente. En definitiva, cualquiera que fuesen sus intenciones al entrar en político había terminado por convertirse en un florero.

Pero puede que la gota que colmó el vaso fue algo que sucedió en un acto público organizado por la susodicha Secretaría responsable del Plan Nacional sobre Drogas. Se trataba de un concierto de Loquillo antes del cual salió el propio Garzón a decir unas palabras. El público (que posiblemente había acudido a ver al rockero catalán sin importarle un pimiento quien organizaba el bolo) comenzó a abuchear al juez excedente llamándole además hijo de puta con todas las letras. Quizás en ese momento se produjo esa reacción traumática también conocida como “¡Me están silbando a mí! ¡A quien todo el mundo amaba!”.

Como quiera que fuese lo cierto es que Garzón abandonó el cargo y solicitó su reingreso en la judicatura en medio de la rechifla de la derecha nacional.

Pero al poco tiempo sucedió algo que hizo cambiar las tornas. El reincorporado juez sacó de las catacumbas el sumario del caso GAL, el grupo antiterrorista parapolicial que, en medio de la complacencia de casi todo el mundo político español de la época, se dedicó al asesinato de etarras, simpatizantes y amigos de simpatizantes desde 1983 a 1987. Lo cierto es que todo el mundo se había olvidado ya de aquel turbio asunto pero una serie de factores concatenados lo sacaron a la luz.




En primer lugar José Amedo, uno de los condenados durante la investigación anterior (y uno de los individuos más aterradores de la actualidad española de la segunda mitad del siglo XX) dejó de ser sobornado por el Estado para guardar silencio y tuvo que empezar a ganarse la vida de un modo distinto. En segundo lugar, tras la ya mencionada inesperada victoria de Felipe González, se habían desatado todas las fuerzas del infierno y la prensa anti felipista se dedicó a hincar el diente (con razón o sin ella aunque lo cierto es que la mayor parte de las veces sí que era con razón) en cualquier cosa que pudiera perjudicar al partido en el poder. Todos estos esfuerzos cristalizaron en la reapertura del caso por el juez Garzón y esta vez con importantes figuras del PSOE (entre ellas el ex Ministro del Interior durante los años del plomo, José Barrionuevo) implicadas en él.






En ese momento las cañas se volvieron lanzas y viceversa. Los que antes criticaban al juez ahora le ensalzaban y los que antes le habían jaleado ahora declaraban que la reapertura del caso estaba provocada por una venganza personal contra el partido responsable de su desgraciada incursión en la política.

Reconozco que en su día yo también pensé en esto último. Hasta ese momento no había tenido una mala opinión del juez (tampoco buena, de hecho no recuerdo haber tenido opinión de ninguna clase sobre este señor) pero me parecía asombroso que un juez pudiera instruir una causa contra unas personas que hasta hace no mucho habían sido compañeros de proyecto político y de ministerio.

Lo cierto es que el caso terminó por salir adelante mandando de paso a Barrionuevo y algunos de sus esbirros a la cárcel y contribuyendo (una vez más, quien sabe en qué grado) a la derrota del Partido Socialista en las siguientes elecciones. De esta manera se podía decir que Garzón había contribuido consecutivamente a una victoria y una derrota electoral del mismo partido.





Los años pasaron pero Garzón siguió en el candelero y ya no sólo a nivel nacional. En otoño de 1998 el juez alcanzó fama en todo el mundo al conseguir la asombrosa hazaña de que el ex dictador chileno Augusto Pinochet fuera detenido durante una visita privada a Londres. Durante 503 días se prolongó la forzada estancia del vejete en las islas británicas mientras pendía de un hilo su extradición a España. La medida gozó del aplauso de los sectores progresistas (incluyendo los del PSOE que ya parecían haber perdonado su desafección) y enfadó a los más conservadores (Margaret Tatcher incluida, la dama de hierro incluso llegó a visitar al general en su laberinto para tomar el té) al tiempo que inquietaba a los estados de todo el mundo puesto que si la iniciativa salía adelante ¿quién impediría al juez dictar ordenes semejantes contra cualquier gobernante del signo que fuese estuviera o no en el poder?. La situación horrorizaba especialmente al Gobierno español estremecido ante la idea de ver al ex dictador aterrizar en Madrid para ser juzgado.





Al final los ingleses se quitaron el muerto de encima y decidieron liberar a Pinochet alegando razones humanitarias. Pero la veda se había abierto y el ex dictador sufrió de nuevo el calvario judicial en su propio país aunque jamás llegó a pagar en serio por sus crímenes.

A estas alturas estaba claro que Garzón se había convertido en un tipo verdaderamente peligroso. Alguien capaz de disparar, con o sin motivo, contra quien estimara oportuno sin importarle las consecuencias resulta un verdadero quebradero de cabeza para el poder establecido.

Garzón siguió apuntando alto incluyendo procedimientos contra los dos grandes grupos bancarios nacionales (BBVA y Banco de Santander), contra la trama de corrupción vinculada al Partido Popular (Wurtel y demás) hasta llegar al caso que puede ocasionar su caída en desgracia. Pero de eso hablaremos otro día porque este post se ha extendido mucho más de lo que yo había previsto.

3 Comments:

Blogger Mery said...

La mujer del César no sólo ha de ser honesta, sino también parecerlo... Un Juez no sólo debe ser imparcial sino que debe dar esa imagen, y ahí Garzón se ha equivocado metiéndose en política. Que el judicial es uno de los tres poderes del Estado, no lo olvidemos... de ninguna manera se debería poder mezclar con el ejecutivo.
Ahora le viene el linchamiento.

9:14 AM  
Blogger SisterBoy said...

Mery copio y pego tu comentario en la sección correspondiente a la segunda parte de la perorata. Aprovecho para decirte que si quieres corregir alguna de las afirmaciones que aquí se hacen en lo referente a los procedimientos judiciales tendré mucho gusto en que lo hagas :)

11:28 AM  
Blogger 3'14 said...

Esto parece ya Telecinco o Antena3, haciendo dos partes de un mismo programa y dejando al espectador con la miel en los labios... ya te vale.

Y ahora, comentando la mitad del post... debo agradecerte la crónica descrita, la verdad es que se me escapaban pasajes de la evolución de este hombre... Esperaré a leer todo cuanto tengas que decir y ya opinaré en la entrada siguiente.

12:49 PM  

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