Sunday, March 15, 2009

Das Baader-Meinhoff Komplex



Los sueños revolucionarios de los sesenta se transformaron en la pesadilla terrorista de los setenta. Aquella época fue conocida como “los años de plomo” y sus efectos se extendieron prácticamente por todo el mundo (¡Si incluso existió un “Ejercito Rojo Japonés”!) incluyendo por supuesto España en la que en 1979 la frecuencia de atentados podía ser de uno por semana y el año podía cerrar con más de cien víctimas (vista la intensidad con la que se tratan hoy las noticias relacionadas con el terrorismo etarra resulta difícil hacerse la idea de cómo dichas noticias se asumían como normales en aquellos años).

Alemania fue un país especialmente afectado por la gran década terrorista y las acciones que protagonizaron los miembros de la Fracción del Ejercito Rojo tuvieron resonancias en todo el planeta (a nivel personal recuerdo perfectamente ver en la portada de los periódicos de la época la imagen de la única activista superviviente del fallido secuestro aéreo de Mogadiscio hacer la señal de la victoria mientras era trasladada en camilla).




“Das Baader Meinhoff Komplex” acomete la ambiciosa tarea de contar en 150 minutos los hechos más determinantes de una etapa que abarca diez años, desde los disturbios que se produjeron en 1967 durante la visita del Sha de Persia a la Republica Federal Alemana hasta la sangrienta resolución del secuestro de Hanns-Martin Schleyer, jefe de la patronal alemana, el 18 de octubre de 1977 que puso punto y final a lo que se conoció como “el otoño alemán”.

La tarea de contar una historia con tantas implicaciones políticas y sociales en un formato asequible para la exhibición cinematográfica resulta bastante exigente y los resultados a mi entender son extraordinarios. Personalmente no comparto la opinión mayoritaria entre los críticos –profesionales y aficionados- sobre la excesiva duración del metraje, a mí esas dos horas y media me han resultado fascinantes aunque hay que reconocer que a cambio de ofrecer una cronología precisa de los hechos históricos se han tenido que dejar en el camino varias cosas.

En primer lugar se nota la ausencia de un personaje asidero. A pesar de que se presta especial atención a los tres principales protagonistas del drama (Andreas Baader, Gudrum Ensslin y Ulrike Meinhoff) la película no tiene tiempo de profundizar en ninguno de ellos.







Puede que no hiciera falta en el caso de Baader que no era más que un macarra que hubiera terminado siendo un vulgar delincuente común en otras circunstancias pero sí en el caso de Meinhoff (interpretada por la actriz Martina Geddeck en un ejercicio de calculada ambigüedad), una periodista muy conocida e influyente que pasó a la clandestinidad cuando ya tenía más de 35 años.



En Meinhoff parecen cristalizar los típicos conflictos de la intelectualidad de la época entre la simple expresión verbal o escrita de la radicalidad izquierdista y el deseo de pasar a la acción. A este respecto es reveladora la escena en la que Meinhoff se queda unos instantes mirando a la ventana por la que han huido Andreas y sus cómplices y tras unos segundos de duda decide saltar por la misma ventana e iniciar así su imparable caída hacia la perdición. Ese dualismo entre la intelectualidad y la mera gimnasia revolucionaria estará presente durante toda la actividad del grupo e incluso parece estar presente también en la propia denominación con el que fue bautizado(Baader-Meinhoff).

La película tampoco parece apostar por una visión demasiado analítica del contexto social en el que tuvieron lugar los hechos y de las razones que impulsaron a los que los protagonizaron. Podría argumentarse que se trata de una producción alemana con una audiencia que se presume también mayoritariamente alemana y por lo tanto con un conocimiento previo de lo que se va a contar. No obstante en una entrevista reciente uno de los actores que participaron en la película reconocía que incluso muchos de sus compañeros de reparto, más jóvenes que él, apenas sabían nada de lo que había sucedido en aquellos años.

Así pues en la película las reflexiones (muchas de ellas basadas en testimonios y documentos de la época) vienen siempre de boca de los propios personajes a través de sus diálogos o de los testimonios que dejaron por escrito y dichas reflexiones resultan ser la mayor parte de las veces una inagotable catarata de consignas de extrema izquierda que además no ponen nunca en duda la justificación de la lucha armada sino más bien el modo en que ésta debe llevarse a cabo. Algo que resulta lógico si se ha elegido, de forma deliberada, contar la historia desde la óptica de los activistas pero que resulta algo chocante sobre todo para el espectador de nuestro país en el que el fenómeno terrorista sigue presente (debido quizás a que se sustenta no sólo de ideologías pasadas de moda sino además de complejos conflictos territoriales e incluso étnicos) aunque de una forma mucho menos intensa que en los años del plomo.

Curiosamente la contrapartida a la dialéctica subversiva se ofrece de manera casi exclusiva desde el punto de vista de Horst Herold el jefe de policía interpretado por Bruno Ganz que a pesar de ser el responsable de las tácticas que ocasionaron la caída de la banda se empeña también en comprender las razones de la violencia armada y en tratar de evitar cualquier situación arbitraria que contribuye a ofrecerles ninguna clase de justificación.

Así pues sin un análisis detallado de los caracteres principales ni una reflexión demasiado profunda de sus motivaciones lo que queda es un apasionante espectáculo de narración cinematográfica que casi emparenta esta película con propuestas de estilo parecido como sería el caso del Scorcese de “Goodfellas” o “Casino”.

La película no decae en su interés ni siquiera cuando la denominada primera generación de la R.A.F. es desarticulada. Más bien el discurso se torna aún más sugerente durante el proceso judicial de los activistas en el que se muestra la doble paradoja de unos individuos que han vulnerado reiteradamente el orden establecido pero que tratan de servirse de él para combatir el duro encarcelamiento al que se ven sometidos y por otro lado el de unas fuerzas del orden que actúan en nombre de la legalidad pero que acuden a tácticas que la bordean en su afán de combatir el alzamiento.

Posteriormente los responsables del filme tienen el acierto –en mi opinión- de introducir una elipsis en el delicado tema del suicidio de cuatro de los terroristas encarcelados (incluidos Baader, Ensslin y Meinhoff) dejando en el aire la vieja polémica sobre si en realidad se trató de una ejecución extrajudicial aunque posteriormente y en voz de la terrorista Brigitte Mohnhaupt (interpretada por la actriz Nadja Uhl) se insinúa a los miembros de la nueva generación de la R.A.F la posibilidad de que los terroristas sí decidieran acabar con su vida de forma voluntaria ante el fracaso de los reiterados y sangrientos intentos por liberarles y se aconseja además a los jóvenes caníbales que no mitifiquen a unas personas a las que no conocían. Unas palabras que ponen fin a la película y que quizás puedan interpretarse como el único mensaje que puede extraerse de la misma.


11 Comments:

Blogger El Impenitente said...

Nunca he profundizado en el tema y tal vez sea el momento. Se me aparecen mis recuerdos infantiles de la Baader Meinhoff y su suicidio, que aún hoy se sigue comentando, las Brigadas Rojas y el asesinato de Aldo Moro, aquel extraño Ejército Simbiótico de Liberación y el secuestro y afiliación de Patricia Hearst, la nieta de William Randolph. Y esas fotos en blanco y negro, que siempre facilitan la mitificación de las personas y de aquellos tiempos.

Los asesinatos de ETA en aquella época, asesinatos diarios cuando no bombazos en Vallecas, y aquellas voces de fondo diciendo siempre: -algo habrá hecho.

12:40 PM  
Blogger SisterBoy said...

También me acuerdo del secuestro y asesinato de Aldo Moro, fue una acción de características identicas a la de Scheleyer.

En aquellos años parecía que se disparaba contra uniformes y no contra personas, la gente era asesinada y enterrada sin que supieramos nada de ellas. Al menos eso sí ha cambiado y creo que para bien.

1:09 PM  
Blogger 3'14 said...

No conocía estos sucesos. Me da la sensación de que los términos rojo, izquierda, anarquía, siempre acaban por relacionarse con terrorismo. El terrorismo existe en múltiples manifestaciones y no siempre desde la izquierda. También quiero aclarar que a mi parecer ningún extremo es saludable.

12:21 AM  
Blogger SisterBoy said...

Pues si no conocias los hechos ¡esta película está hecha para tí!

12:47 AM  
Blogger cucumber said...

Cuando se conocio la noticia del suicidio, muchos pensamos que era una ejecución encubierta, por la misma razon que hubo una epoca que se pensaba que unos jovenes que "luchaban" contra el sistema eran una especie de heroes romanticos. Luego llega la desilusión de unos y de otros.
Por suerte ahora ya no se piensa asi y al asesino lo ves como un asesino..por lo menos por la mayoría.

11:13 AM  
Anonymous Anonymous said...

Ya sabes que yo la vi en aleman en unas de mis numerosas visitas al pais germano.

La peli esta muy bien rodada e interpretada, casi impecablemente producida y lo unico que falta quizas sea un mensaje mas claro y una intencion y un estilo mas definido en la direccion.

Pero vamos, me gusto mucho.

Se que llega tarde, desde que me lo pediste, pero aqui esta lo que comente en su dia al respecto en mi blog:

http://ivansainzpardo.blogia.com/2008/102101-castillo-de-naipes.php#comentarios

7:59 AM  
Blogger SisterBoy said...

Gracias Ivan.

Como digo, la película tiene tanto que contar que no puede detenerse en cosas como emitir un mensaje claro (que como digo también podria resumirse en las últimas palabras de Brigitte) o decantarse por ninguno de sus numerosos personajes

9:04 AM  
Blogger lopezsanchez said...

La fui a ver hace dos días haciendo caso a tu crítica y me ha encantado. Supongo que no pasará a los anales de la cinematografía, pero la historia es tan apasionante que tampoco hace falta más. La realidad supera a la ficción, sin duda.
Y, ya que hablas del asesinato de Aldo Moro, no pude menos que tener presente, durante gran parte de la peli, La mejor juventud.
Sé que no te va el cine de animación, pero ¿has visto Vals con Bashir?
Saludos

3:09 PM  
Blogger SisterBoy said...

Sí, creo que apasionante es la palabra. La mejor juventud no la he visto pero estoy dispuesto a poner fin a esa verguenza cuanto antes y en cuanto consiga subtítulos.

En cuanto a lo de Aldo Moro hay una película italiana de hace unos años que recrea aquellos hechos de un modo bastante original y que pasó desgraciadamente desapercibida, se llama "Buenos días, noche"

http://www.imdb.com/title/tt0377569/

Vals con Bashir la tengo preparada y sólo espero el momento oportuno. ¿De dónde sacas que no me gusta la animación?

3:42 PM  
Anonymous Anonymous said...

¡¡Viva la RAF!!

El capitalismo ya está agonizando.

10:34 AM  
Blogger SisterBoy said...

Mi querido anónimo sinceramente prefiero el capitalismo a un mundo en el que abundaran individuos como los descritos en esta película

11:17 AM  

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