Sunday, November 25, 2007

¡SIGUE GRABANDO HIJO DE PUTA!


Algunas películas son más valiosas por la expectación que generan que por sus propios valores cinematográficos. Esto sucede en particular en lo referido al cine de terror en el que los aficionados se ven engatusados de vez en cuando por la noticia de algún estreno que se postula como la “mejor película de terror desde….” (sustitúyase las comillas por “El resplandor” “El exorcista” “La profecía” o cualquier otra película universalmente aceptada como un clásico del género) y que dichos aficionados suelen esperar como agua de mayo conscientes de que son adictos a un tipo de cine que sólo genera algo verdaderamente bueno una de cada diez veces.

Generalmente la mayor parte de esas expectativas suelen ser infundadas. Recuerdo por ejemplo las grandes esperanzas suscitadas con “El proyecto de la Bruja de Blair” (con la que tanto se ha comparado a REC por más que la segunda es tremendamente superior a la primera) cuyo estreno llegó precedido de una sugerente campaña publicitiaria que contó incluso con el apoyo gratuito de diversos medios de comunicación incluido un telediario nacional. El proyecto no era una mala película pero no pasaba de ser un desequilibrado experimento de aficionados que contaba no obstante con algunas ideas afortunadas pero desde luego no era digno de tanto interés sin olvidar el desagradable efecto colateral de que tanta publicidad arrastró a los cines a una ingobernable chusma de cabrones ruidosos cuando esta película jamás debió salir del reducido circuito de los fans del terror.

Me temía yo que con REC podía pasar algo parecido. La película venia firmada por Jaume Balagueró y Paco Plaza dos directores que aunque no habían hecho, en mi opinión, nada verdaderamente memorable (de Balagueró sólo le tenía aprecio a “Frágiles” y a “Para entrar a vivir” mientras que de Paco Plaza sólo conocía “Cuento de navidad” que además me pareció una mierda).al menos pueden ser considerados como buenos directores de género. Además REC venía precedida por una exitosa exhibición en el festival de Sitges y presentada de forma muy inteligente mediante un trailer que sin desvelar nada sustancial consigue transmitir al que lo ve unas ganas intensas de ir a ver la película (vamos como debería ser siempre un trailer) y mediante ese ingenioso recurso de filmar las reacciones del público con cámara de infrarrojos (algo que ya se hizo hace años en uno de los pases de Tiburón).








Con todas estas expectativas ¿estaríamos de nuevo ante otro fiasco? Pues no, por una vez las expectativas se cumplen ampliamente.

Podemos decir que REC lo tiene toda para ser una perfecta película de terror. En primer lugar posee una excusa argumental apuntalada por un guión que proporcionada un nivel sostenible de credibilidad. Tiene también una serie de personajes no demasiado entrañables pero lo bastante humanos como para comportarse de la manera que nosotros creemos que se comportarían en una situación semejante (lo cual refuerzo el efecto “verité” uno de los puntos fuertes de la película) y que además ponen la (si no necesaria, al menos tampoco discordante) nota de humor en la película. Tiene además una duración adecuada (es decir, corta) y además bien compensada al contrario que la mencionada “El proyecto de la Bruja de Blair” que dura sólo dos minutos más y que cuenta con una larguisima y pesada introducción que lastra la película algo que no sucede en REC.

Pero, tiene algo más importante, el elemento fundamental al servicio del cual deben someterse todos los elementos anteriores. Es una película que contiene una serie antológica de escenas de terror y que consigue crear un clima de tensión continua en el espectador. En resumen la película DA MIEDO, un miedo de gritar, cubrirse la cara, dar saltitos y retorcerse en la butaca tal y como se ve en el mencionado video y de eso se trata ¿no? Todo se basa en eso y en una película de terror se puede prescindir de todo excepto de eso.

Crear ese clima es algo difícil de conseguir, los directores lo logran a través del manejo de todos los trucos y recursos del oficio: la oscuridad, los confusos y frenéticos movimientos de cámara (esta vez totalmente justificados al contrario de lo que sucedía en “Los sin nombre” y “Darkness”), el sórdido entorno físico del edificio antiguo con sus escaleras, talleres abandonados y habitaciones ocultas y sobre todo la sensación de “realidad” que transmite la propia estructura de la película (filmada recordemos como un falso reportaje periodístico) pues es bien sabido que nada hay más aterrador que la irrupción de lo extraordinario en lo ordinario (el recién nacido con una dentadura perfecta que describió Narciso Ibáñez Serrador). Es pues una pura labor de dirección de cine. De las numerosas escenas memorables de la película elijo ya mi preferida: un picado desde lo alto de la escalera del edificio que sólo puedo definir como “un ballet del terror”

En cuanto a las objeciones que pudieran ponérsele a la película (no es mi caso) supongo que podrían concentrarse en dos puntos. En primer lugar tenemos “la paradoja del ¡sigue grabando hijo de puta!” en homenaje a una de las frases más recordadas de “Holocausto Caníbal”, la película que se considera fundadora del estilo “falso documental” (si exceptuamos otros ejemplos anteriores como “The war game” o la escalofriante perfomance “Be black baby” en la película “Hi, mom” de Brian de Palma). Se trata de lo mismo que se le reprochaba a “El proyecto de la bruja de Blair” es decir: ¿por qué iba nadie a seguir filmando un documental mientras está en juego su vida? Bueno ¿qué responder a eso? se trata de una objeción muy lógica pero aquí tenemos que entrar ya en el juego de la suspensión de la credibilidad. Y para creernos esta película (y Holocausto y la de la Bruja) tenemos que creernos que alguien es capaz de seguir filmando en esas circunstancias al igual que para ver una película de Drácula tenemos que creernos que alguien puede transformarse en murciélago. Si alguien no quiere entrar en el juego peor para él.

La segunda objeción podría venir a causa del final, o mejor dicho de la explicación de todo. A este factor le llamo yo “el síndrome del meteorito” haciendo referencia a la explicación que le buscaban en “La noche de los muertos vivientes” al sorprendente hecho de que los cadáveres andarán por la tierra como si nada. Yo personalmente no necesito ninguna explicación, ni por qué se levantan los muertes ni por qué sucede lo que sucede en REC, me basta con el horror por el horror sin más. Por eso confieso que me puse un poco nervioso cuando al final de la película parecía que los guionistas habían caído en el síndrome del meteorito. Pero afortunadamente no fue así, la explicación de todo resulta no sólo lo bastante coherente sino que además sirve de antesala a otra antológica escena que pone fin a la película.

En resumen todo ventajas, ningún inconveniente. Para mi desde ya “REC” se ha convertido en un clásico del cine de terror español que espero que tenga el éxito comercial que se merece (desde luego la gente que casi llenaba la sala cuando yo fui salió lo suficientemente acojonada como para propagar las virtudes de la película cual virus infeccioso). Que ustedes lo pasen mal.

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Thursday, November 22, 2007

El extraño viaje a ninguna parte


Fernando Fernán Gómez ha muerto ayer, esto es el 21 de Noviembre de un año en el que otras viejas glorias del cine como Bergman o Antonioni también se han ido. Posiblemente Fernán Gómez es lo más parecido, guardando las distancias, que nos quedaba en España a cineastas de esa talla. O al menos podía haberlo sido.

El primero que me puso en la pista del hombre fue Carlos Pumares que solía definirle como “Un genio del renacimiento que había tenido la desgracia de nacer en el siglo XX”. Resultaba difícil no poner atención cuando alguien a quien (por aquel entonces) admiraba hablaba de esa manera de un artista, sobre todo si había nacido en España. Hasta ese momento para mí Fernán Gómez sólo había sido el tipo de la nariz moma y la voz carrascosa que solía salir en alguna película de sábado por la tarde o al que solían dar algún absurdo programa en la absurda y entrañable televisión pública de aquel entonces (¿alguien recuerda “Tertulia con”?).

Me gustaría poder decir que aquel fue el principio de lo que acabo por convertirse en un conocimiento profundo de la obra del escritor y cineasta pero no fue así, en los años sucesivos sólo fui cogiendo cosas de aquí y allá y hoy en día aún me queda bastante hasta poder aproximarme a dicho conocimiento. Pero desde luego no pienso hablar de libros que no he leído, ni de películas que no he visto ni de obras de teatro a las que no he asistido. Hablaré de lo que conozco.

De su carrera como director y siguiendo el orden cronológico de la imdb la primera que recuerdo haber visto es “La vida alrededor” una ácida comedia que también protagonizaba junto con Analia Gadé y en la que interpretaba a un abogado tan orgulloso de su reciente licenciatura que se acostaba cada noche con la toga y el bonete puesto. La escena culminante de la película es una en la que la esposa del leguleyo sospechando una infidelidad le lanza una maldición para que a partir de eso momento sólo pueda decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, algo que lógicamente provoca un cataclismo en su profesión. ¿Les suena de algo este argumento? Algún día hablaremos de otras “coincidencias” como esa.

Siguiendo la imdb viene “Sólo para hombres” también haciendo pareja con Analia Gadé. En esta ocasión los dardos del pelirrojo apuntaban a la España del siglo XIX en la que la alternancia entre liberales y conservadores traía alternativamente la suerte y la desgracia del personaje protagonista mientras que su esposa causaba un revuelo enorme al ingresar en la función pública decimonónica.

¿Y qué decir de “La venganza de Don Mendo”? Posiblemente una de las películas más divertidas de nuestro cine adaptación de una obra de teatro mítica, un autentico “nonsense” a la española.

Más tarde en 1964 vinieron dos obras muy diferentes. Una “Los Palomos” otra adaptación de una obra de teatro, en esta ocasión de Alfonso Paso sobre una pareja de desgraciados (interpretados a la perfección como no podía ser de otra manera por José Luís López Vázquez y Gracita Morales) que acudían a una cena a casa del jefe y se veían involucrados en un crimen.

La otra entrega de 1964 fue “El extraño viaje” uno de esos –escasos- títulos hechos en nuestro país que pueden recibir la denominación de “película de culto” donde Fernán Gómez va mucho más lejos incluso que Berlanga en este retrato de la España negra y rural y que además contaba con una estructura narrativa muy novedosa (siempre hablando de nuestro cine). Imprescindible, posiblemente una de las diez mejores películas que se han hecho nunca entre Jaca y Algeciras. Ya la están buscando.





La entrada en los años 70 en cambio le sentó a nuestro héroe tan mal como al resto del cine patrio. Buena muestra de ello es “Crimen Imperfecto” una verdadera astracanada en la que Fernán Gómez y José Luís López Vázquez interpretaban a una pareja de detectives que en el curso de una investigación terminaban por fumarse un porro y emprendían un peculiar viaje psico-ibérico.





A eso siguieron las olvidables “Cómo casarse en siete días” (comedieta en la que Antonio Ozores y el gran Saza se disputaban los favores de Gracita Morales) y “Yo la vi primero” (Guillermo Summers interpreta a un adulto que despierta repentinamente después de haberse pasado treinta años en coma desde que de niño se golpeó la cabeza) hasta que otra pequeña obra maestra vino a salvar la década pegajosa.




“Mi hija Hildegart” es la historia verídica de una mujer (encarnada por Amparo Soler Leal en un trabajo por el que en cualquier país serio ya se la habría canonizado) que se erige en moderno Doctor Frankestein cuando decide tener una hija a la que espera convertir en una Mesías de la liberación de la mujer. Posiblemente Aurora (nombre del personaje) y Valerie Solanis sean las dos feministas más chungas que se hayan visto nunca en la vida real y en la pantalla.

Y aquí en este año de 1977 finaliza mi relación personal con las películas de Fernando Fernán Gómez al menos en su faceta de director. De lo que hizo después no hay nada que me llame especialmente la atención excepto por supuesto “El viaje a ninguna parte” que me avergüenza no haber visto a estas alturas y que es (junto con “El malvado Carabel”, “La vida por delante” y “El mundo sigue”) una cuenta pendiente que a lo mejor me decido a saldar ahora.

Por lo que respecta a su faceta exclusiva como actor podríamos estar escribiendo meses. No es para menos teniendo en cuenta que hablamos de una carrera de más de sesenta años en la que le dio tiempo a intervenir (siempre según la IMDB) de algún modo en 212 títulos que abarcan desde sus inicios como galán romántico hasta sus últimas y mesiánicas apariciones en las que se bastaba únicamente con su presencia y su voz sin que nadie se atreviera a poner en duda otra cosa.

De todos modos y sin salir de un repaso rápido me gustaría destacar algunos nombres como “El Fenómeno” (divertida comedia en la que interpretaba a un científico de Europa del Este que a su llegada a España es confundido con un futbolista) Faustina (aquí encarnaba a un demonio que volvía a la tierra para encontrarse con la misma mujer que había provocado su condena, una película que de haberla hecho Lubistch sería considerada una obra maestra de la comedia), “Un vampiro para dos” (en la que volvía a atormentar a la pareja López Vázquez-Morales esta vez convertido en murciélago humano) “El espíritu de la colmena” (espero que no haga falta añadir más) y pasando una vez más de puntillas por los horrores de los setenta llegamos en su fase de madurez a títulos como “Stico” (curisiosima historia sobre un viejo profesor que se vende a sí mismo como esclavo y que es adquirido por uno de sus antiguos alumnos) “La mitad del cielo” y ya por fin “En la ciudad sin limites” para mí su última gran interpretación (sin haber visto “Belle Epoque” ni “La lengua de las mariposas”). Ahí queda eso.

Pero llegados a este punto me gustaría hacer un pequeño aparte en otra joya desconocida, se trata de “Vida en Sombras” primera y única obra de un hombre llamado Lorenzo Llobet García y una de las declaraciones de amor al cine más estremecedores que ha dado nunca nuestra industria y sólo equiparable en este aspecto (y en su aureola de malditismo) al “Arrebato” de Ivan Zulueta.




Por lo demás comentar que de su faceta como escritor no conozco nada, ni siquiera por referencias lejanas y de su obra como dramaturgo solamente “La bicicletas son para el verano” y eso a través de una no muy afortunada adaptación al cine.

Para concluir es inevitable señalar algo que de tan comentado estos días acabará por convertirse en uno de esos tópicos sobados a los que da asco tocar. Pero como digo no hay más remedio que hacer referencia a ello. Muchas personas recordarán a este hombre únicamente por un célebre incidente público a partir del cual fue victima propiciatoria de reporteros televisivos que se frotaban las manos cada vez que le veían en un acto público sin que él, todo hay que decirlo, les dejara jamás insatisfechos. Nunca le menosprecié por estas demostraciones de mal genio, creo que pocas personas se habían ganado el derecho a proclamarse de forma tan áspera al margen de tanta tontería, un poco como decir “a mí me vas a venir tú con esas gilipolleces a mis años y con todo lo que me ha pasado en la vida”. Personalmente me gustaría llegar a esa edad con ese nivel de nervio y mala leche así que para concluir y parafraseando a Sally Bowles “ When I goooooooooooooooo, I'm going like Fernando”

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Monday, November 19, 2007

Who's That Knocking at My Door



Con motivo de la entrada número doscientos de este blog (y prescindiendo del hecho de que en realidad hoy no se me ocurria nada de que hablar) quisiera celebrar tal efimera efemeride con una pequeña encuesta que me gustaria que respondieran todas aquellas personas que leen este blog y que incluso a veces comentan sus entradas. Tranquilos que será corto (como creo que he dicho ya soy un convencido anti-memo). Todo se reduce a una pregunta motivada por la simple curiosidad

¿Cómo llegaste hasta aquí?

Wednesday, November 14, 2007

La frase de la semana

"Lo único que puedo decir es que estar sobrio es una puta mierda"


Ozzy Osbourne

Saturday, November 10, 2007

Para eso estan los amigos

En vista de que varios miembros del aura (asi es como llamo al grupo que forman los comentaristas y/o visitantes de este blog) han dedicado sus ultimas actualizaciones a dar publicidad a las diversas actividades de sus amigos (vease los blogs "Pedaleando" "El Zeporro altisonante" y en cierto modo el de "Imundicias y desvarios") he decidido hacer lo própio.

Con ustedes mi amigo Javi Canovas que como podran comprobar es un apasionado de la música electrónica en la onda de La Escuela de Berlin, Klaus Schultz, Tangerine Dream etc.... En este video podrán ver su tema Cyber Cafe (él también piensa que debió llamarlo de otra manera) y si siguen su cuenta incluso podrán oirle tocar el Didgeridoo. Espero que les guste y si no al menos podré decir que le ayudé a aumentar el número de visitas.

Monday, November 05, 2007

No more heroes

O "El asesinato de Jesse James....




...por el cobarde Robert Ford"



El western ha estado ligado a la historia del cine desde el principio, de hecho tengo entendido que la primera película con argumento es “Asalto y robo al tren”. De manera que en los ciento cuatro años que han pasado desde que se filmó dicha película ha dado tiempo para tratar esta clase de historias de todas las formas posibles (folletinesca, épica, realista, revisionista, iconoclasta, etc…) de tal modo que no parece que quede mucho que añadir en un género que (según consenso general) dio su última obra maestra en 1992 con “Sin Perdón” y que desde entonces no ha dado ninguna película destacable con la excepción de (y esto es una opinión más particular) “Tombstone”.

La película que nos ocupa parecer optar más bien por la vía desmitificadora (al contrario por ejemplo que la reciente “Open Range” que no podía tener un argumento y una estructura más clásicas) eligiendo para ello el personaje real de Jesse James cuya vida ha sido llevada al cine innumerables veces y que todavía sigue siendo un héroe en la peculiar iconografía sureña. Efectivamente en la película el bandido generoso es presentado como un psicópata violento y paranoico, los tiroteos y asaltos son episodios confusos y grotescos y la mayor parte de los asesinatos se cometen por la espalda o contra gente desarmada. Todo esto se resume en decirnos que la realidad fue muy diferente a la leyenda algo que ya sabíamos desde los tiempos de “El hombre que mató a Liberty Valance” una de las obras maestras de John Ford.

De todas maneras esta forma de narrar la historia no debería ser un obstáculo cuando de lo que se trata no es de hablar sobre el mito de Jesse James sino sobre las circunstancias que llevaron a Robert Ford a convertirse en su asesino. Bueno de hecho este es el principal problema de la película, es decir que durante una buena parte del metraje el guión se olvida de que para hablar de la muerte de Jesse James no es necesario ni siquiera que el personaje aparezca en pantalla (un poco al estilo de lo que se hizo con “Salvatore Guiuliano”), y así tras un comienzo prometedor (el que se narra el asalto al tren) el argumento se pierde en un inacabable encadenamiento de escenas aburridas, intrascendentes, excesivamente alargadas y dominadas por el ansia de destacar de un Brad Pitt que parece estar actuando a cámara lenta. Puede que sea este (es decir la condición de estrella del actor que interpreta al bandolero) el problema aunque también he leído que .el desequilibrio que muestra la estructura de la película puede ser debido a un largo proceso de postproducción que incluyó numeras alteraciones en el montaje final parte de ellas por cierto debidas a Riddley Scott y a un hermano que tiene que por lo visto también es director o algo así.

Sea como fuere lo cierto es que la película decae muchísimo en esa parte del metraje y ya no remonta el vuelo hasta el final (más o menos a partir de la escena en la que los hermanos Ford acompañan a Jesse en su último viaje). Y es una lastima porque la parte dañada afecta también a la falta de un mejor tratamiento de las causas que llevaron a Ford a convertirse en el asesino del hombre a quien antes había admirado de una forma tan servil. ¿Se trató de una simple cuestión de interés personal? ¿Un deseo de salvar el pellejo ante la sospecha de que iba a ser asesinado por el desconfiando Jesse? ¿Una necesidad de autoafirmación frente a las burlas de las que era objeto por los miembros de la banda? Robert Ford podría ser también un ejemplo de las consecuencias violentas que para un enfermizo admirador tiene la confrontación entre la imagen idealizada del mito y la decepcionante realidad, algo muy similar a lo que ocurría en “El zurdo” de Arthur Penn (el heterodoxo biopic de Billy el Niño protagonizado por Paul Newman) sin olvidar ese incontenible afán de notoriedad que se concreta en la filosofía de “si no puedes ser famoso dispárale a alguien famoso” un razonamiento que también le costó la vida a otra leyenda del oeste, Wild Bill Hickok.

Paradójicamente la mejor parte de la película se encuentra en esa coda posterior a la muerte de James en la que se describe en breves minutos los últimos años del asesino (cuyo final es también una paradoja) que son narrados con una concisión y maestría de la que carecen las aparatosas escenas del segmento central y que igualmente confirman que lo que verdaderamente tenía interés no era la historia del héroe Jesse James sino la del cobarde Robert Ford.

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