Thursday, March 15, 2007

Town Called Malice

Tengo que confesar que no me gusta el Teatro. Supongo que esto tiene que ver con el hecho de vivir en un sitio que, debido a su lejanía, suele estar muy alejado del circuito de las compañías teatrales. De hecho creo que ya debía pasar de los 25 cuando vi mi primera obra: “El asalto de Mastrique por el príncipe de Parma” de Lope de Vega. Cuando acudí a esa función me chocó bastante la excesiva gestualidad de los actores y esa forma de recitar sus diálogos que encontré tan impostada. Algunos años antes Carlos Pumares (que antes de convertirse en un histérico devorador de uña de gato solía hacer unas reflexiones muy lúcidas) explicaba en su programa que esa diferencia entre la forma de actuar en teatro con respecto al cine y la televisión se debía a que en un escenario el actor debía ser visto y oído por todos los espectadores por muy lejos que estuvieran en la platea. Según él era esta la razón por la cual algunos grandes actores que se habían formado en la escena no daban la talla en la pantalla grande (y ponía siempre a Laurence Olivier como ejemplo). No sé si todo esto es cierto pero desde luego es una explicación consistente.

Lo cierto es que antes de mi estreno como espectador “en vivo” mi experiencia teatral se reducía a “Estudio 1” el programa de TVE que durante unos veinte años aproximadamente solía representar para la televisión una obra a la semana, generalmente los lunes. Había mucha variedad, bien podría tratarse de una comedia de Miguel Mihura o Edgar Neville (“Tres sombreros de copa” “El baile”) un sainete de Carlos Arniches (“La señorita de Trévelez”) un dramón de Jacinto Benavente (“La malquerida”) así como otras obras que incluso adoptaban un tono fantástico o fantasmagórico (“La barca sin pescador” de Alejandro Casona) sin olvidar alguna que otra marcianada como “El adefesio” de Rafael Alberti. Tampoco se olvidaban de los dramaturgos extranjeros y así podíamos encontrar obras de Moliere (“El enfermo imaginario”), Mark Twain (“El hombre que corrompió una ciudad”) o Arthur Miller (“Todos eran mis hijos”) aunque yo guardo especialmente en mi memoria, por el impacto que me causaron, algunas otras rarezas como “Delito en la isla de las cabras” de Ugo Betti o “El Pelicano” del sueco August Strindberg. Pero por encima de todo recuerdo “Un enemigo del pueblo” del también nórdico (noruego en este caso) Henrik Ibsen




Naturalmente yo no tenía ni idea en aquellos tiempos que Ibsen había escrito esa obra, de hecho ni siquiera conocía a Ibsen, lo único que sabía era que había visto un intenso drama protagonizado, en aquella versión, por José Bódalo que me dejó un recuerdo muy duradero que fue revivido alguno tiempo más tarde, durante un pase también televisivo, de una película basada en la misma obra protagonizada por ¡SORPRESA! Steve Macqueen.




A lo largo de los años que siguieron nunca dejé de pensar en aquella historia hasta que hace bien poco me enteré de que se estaba representando una nueva versión a cargo del Centro Dramático Nacional y que por cierto todavía puede verse en el Teatro Valle Inclan de Madrid hasta el 25 de marzo.




La noticia del estreno me indujo a hacer algo que debí haber hecho hace mucho tiempo: buscar en la biblioteca local las obras completas de Ibsen (en un solo tomo editado en 1952) y leer el drama. Y después de hacerlo y repetir las sensaciones que tuve en el pasado he sentido también la necesidad de hablarles de “Un enemigo del pueblo”.

La obra fue estrenada en el año 1883 y por lo que he leído no soy el único que quedó impresionado por su contemplación. Una exhibición en Paris provocó una verdadera manifestación entre vivas a la anarquía y en 1898 durante el proceso Dreyfus volvió a representarse en medio de un tumulto de aclamaciones a Ibsen y Zola. He leído también que la obra fue una reacción ante los escándalos suscitados por los estrenos de dos obras anteriores del autor: “Casa de muñecas” y “Espectros” y que por lo tanto el protagonista del drama es una suerte de alter ego del propio Ibsen.

Pero bueno hecha esta introducción pasemos ya a indagar en el pequeño infierno del doctor Stockman. Si alguno hubiera oído hablar de la obra y tuviera interés en verla o leerla quizás debería abandonar la lectura ahora mismo, y si no existía ningún interés previo y éste surgiera a medida que se avanza en el relato (algo que me encantaría que sucediera) quizás deba abandonarse en ese mismo momento.



ACTO I

La acción tiene lugar en un pueblo costero del Sur de Noruega. Nos encontramos en la vivienda del doctor Tomas Stockman el médico del balneario del que se sustenta el pueblo. Están presentes en este acto todos los personajes del drama excepto uno. Así pues además de Stockman están su mujer, su hija Petra (maestra) y dos hijos más pequeños, también está Pedro Stockman hermano del doctor y además alcalde de la ciudad, Moten Kul empresario y suegro de Tomas, Hovstad director del periódico “La voz del pueblo”, Billing redactor del mismo periódico y Horster un misántropo capitán de barco.

En esta primera escena se desvela que los hermanos Tomas y Pedro tienen caracteres contrapuestos, el alcalde se queja del excesivo individualismo de su hermano y de cómo antepone siempre sus ideas al bien de su comunidad, tienen unas palabras y el alcalde se marcha algo fastidiado. En ese momento llega una carta que el doctor había estado esperando, la confirmación de sus sospechas de que el balneario es una peligrosa fuente de infección que pone en peligro a todo aquel que usa sus instalaciones.





El médico se muestra eufórico por lo que cree que es un gran descubrimiento científico, incluso piensa que su propio hermano acabará por darle la razón. Desde luego todos los presentes se apresuran a felicitarle y colmarle de halagos los periodistas Billing y Hovstad le convencen de que publique sus investigaciones en “La voz del pueblo”. Todo es alegría.



ACTO II

Seguimos en casa del doctor que vuelve a recibir la visita de las fuerzas vivas del pueblo. Pero en esta ocasión se desvelan algunos de los verdaderos motivos del entusiasta apoyo que recibió Stockman en el primer momento. El capitalista Morten Kul parece estar complacido por el hecho de que el informe del doctor perjudique a las autoridades del pueblo, luego se presenta Aslaksen impresor del periódico (el personaje que no aparecía en el primer acto) y representante de los pequeños comerciantes que a pesar de rodear todo su discurso con una pegajosa patina de moderación también parece apoyar al doctor en contra de los intereses de las autoridades (todos los pequeños propietarios están siempre contra el Ayuntamiento por una razón u otra), por último aparece Hovstad el periodista liberal que quiere ir más allá pues su propósito es derrocar al partido que gobierna el municipio. Stockman con el ego inflado por tantas zalamerías parece no darse cuenta de que todos le apoyan más por interés propio o por despecho que por la nobleza de sus propósitos.

Los invitados se marchan y llega el Alcalde que ya enterado de todo le pide a Stockman que no publique su descubrimiento que podría traer la ruina de la ciudad. El doctor reacciona con virulencia, los dos hermanos se cruzan acusaciones, se insinúan rencillas que vienen de mucho atrás. La oposición de Pedro (que incluye la velada amenaza del despido del doctor de su puesto en el balneario) no hace sino reforzar las convicciones del doctor que se revela con un carácter casi intransigente y casi mesiánico: la verdad debe prevalecer ante todo, no importan las consecuencias. Aparecen en escena su mujer y su hija. La muchacha le apoya con la inconsciencia y el idealismo de la juventud pero su esposa le pide prudencia, apela al bienestar de sus hijos, la respuesta es contundente “¿Los niños? ¡Ni aunque se hunda el mundo doblaran mi cabeza bajo el yugo!”

La personalidad de Stockman comienza a resultar inquietante, en un primer momento aparece como un científico orgulloso de sí mismo (aunque con razón no como en muchos otros casos) pero los venenosos halagos de los ciudadanos le han transformado en un ególatra fanfarrón y el conflicto con su hermano en un reformador alucinado y furioso. Pero la evolución continuará hasta cotas aún más alejadas.



ACTO III

Estamos en la redacción de “La voz del pueblo” donde se encuentran Hovstad, Billing y el impresor Aslaksen. Llega Stockman que da muestras de seguir consumido por la ira a causa de las amenazas de su hermano, habla no ya de la necesidad de sanear el balneario sino de una autentica catarsis que limpie la ciudad entera de las corruptas fuerzas que la gobiernan. Se marcha y al poco llega Petra que queda a solas con el director del periódico. En su conversación con la muchacha Hovstad le revela con cinismo los ardides de los que se vale para conmover y manipular al público así como el hecho de que sólo apoya al doctor por interés, también le dice que Billing en realidad es un resentido porque no le han querido dar la Secretaría del ayuntamiento. Remata sus palabras con una de las muchas sentencias que abundan en la obra “Señora créame, los periodistas no valemos nada”. La joven se marcha confundida y desengañada.

Aparece entonces el Alcalde que habla con los presentes y les explica el alcance que tendrá la publicación del informe de Stockman. Significa la huida de los clientes, el cierre temporal del balneario, la ruina del Ayuntamiento pero también de la ciudad, de los grandes y pequeños propietarios, incluso del periódico. Hovstad y Aslaksen se horrorizan ante la perspectiva y cambian de opinión a la velocidad del rayo.

Stockman regresa, su hermano se esconde (no es un cobarde, actúa con el mismo frío y desapasionado sentido práctico que le lleva a conspirar contra su hermano y a permitir que los enfermos se bañen en agua infecta), los periodistas le reciben con ridículas evasivas, Stockman descubre a su hermano, hay un nuevo enfrentamiento





Pero ahora el doctor está solo. Las ruines rencillas entre partidos y ciudadanos desaparecen ante el enemigo común La amenaza que pone en peligro la supervivencia hace que la comunidad se encoja como una tortuga y forme un solo caparazón que oponer ante el ataque. El informe no será publicado.



ACTO IV

Stockman no se amilana y decide leer su informe en conferencia pública. Todos los locales de la ciudad le niegan la entrada y tiene que dar su charla en casa del marinero Horster. Allí comparecen las autoridades y una muchedumbre de ciudadanos. La reunión es manipulada por el alcalde y por Aslaksen (con el apoyo de Hovstad) que convierten la conferencia en un debate en el que se prohíbe a Stockman hablar sobre el balneario. ¿Una critica al parlamentarismo?





FOTO VII

Pero para Stockman el asunto del balneario es ya un tema menor, ahora le interesan cosas más trascendentes. No es sólo el establecimiento el que está infectado, no sólo es la ciudad la que está corrompida, es toda la sociedad la que hay que transformar radicalmente. Fuera de sí y lleno de amargura por las humillaciones recibidas de aquellos a los que creía sus amigos el doctor acaba por pronunciar un violento alegato en contra del sufragio universal y de la mayoría como fuente de la razón y termina por apelar al gobierno de una minoría instruida de hombres librepensadores (“aristocracia intelectual” la llama). En definitiva ataca a los propios fundamentos de la democracia (“un partido es un instrumento para hacer picadillo de carne humana”) denunciando la, según él, falsa creencia en la igualdad de los hombres. Se cuenta que en algunas representaciones de la obra había personas del público que aplaudían emocionadas la heroicidad de Stockman en los primeros actos y abucheaban la postura del doctor en este último. Pero Stockman no es fiel a otra cosa que a sus propios principios, se sabe en posesión de la incuestionable verdad científica y todo el que se opone a él está necesariamente envilecido. Su filosofía es de difícil aceptación pero no carente de lógica según su punto de vista, esto es: si el pueblo está manipulado por autoridades incompetentes y por un prensa servil, si es incapaz de trascender más allá de sus mezquinos intereses entonces vive en la corrupción y la ignorancia y por lo tanto sus decisiones también estarán contaminadas por esos vicios. El auditorio reacciona con gran hostilidad, parecen entender en las palabras del doctor una invocación de los antiguos privilegios de la nobleza, hay gritos y abucheos, se repite la acusación de “enemigo del pueblo” y entonces Stockman pronuncia la sentencia definitiva “Amo mi ciudad lo bastante para preferir que se arruine antes de que prospere por medio de engaños”. Aumenta el escándalo, la muchedumbre opina que el doctor se ha vuelto loco, que se ha dado a la bebida, que actúa por resentimiento, nadie puede creer que alguien diga esas palabras creyendo verdaderamente en ellas. La asamblea vota y Stockman es declarado oficialmente enemigo del pueblo por unanimidad..La reunión termina en un tumulto que incluye intercambio de golpes y apedreamiento de la casa del doctor.





ACTO V


Las fuerzas de la naturaleza se ciernen en torno al traidor. El pueblo ya no reacciona como una tortuga que se protege sino como un escorpión que ataca. Stockman es despedido de su trabajo en el balneario, su casero le pide que abandone la vivienda, sus hijos son atacados físicamente por sus compañeros de clase, su hija es despedida también de su puesto en la escuela, ni siquiera el vidriero quiere reparar los cristales rotos. Los que no actúan por convicción actúan por miedo a la comunidad. Stockman piensa en abandonar la ciudad y emigra al Nuevo Mundo con su familia en el barco de Horster.





Llegan las últimas visitas. Primero el Alcalde que le ofrece a su hermano el perdón de la ciudad (para ello no duda en decir que volverá a manipularla en su favor de igual modo que lo hizo en su contra) si da su brazo a torcer desmintiendo el resultado de sus investigaciones. Stockman no cede y el Alcalde acaba por acusarlo de organizar todo aquello con objeto de que Morten Kul deje toda su fortuna a la esposa del doctor (que como se recordará era hija o más bien hijastra del anciano), luego se marcha. A continuación hace su entrada precisamente el viejo suegro que tiene una intervención final casi mefistofélica. Después de que Stockman le confirme que una de las mayores fuentes de la infección que contamina el balneario procede de sus propiedades le comunica al doctor que ha comprado la mayoría de las acciones del balneario (a pesar de todo a la baja debido al escándalo) con el dinero de la herencia que tenia destinado a la esposa de Stockman Se produce entonces un siniestro chantaje, si el doctor persiste en sus teorías las acciones no valdrán nada y su mujer por lo tanto tampoco recibirá nada. Se marcha dejando la amenaza en el aire.

Por último llegan Aslaksen y Hovstad que acaban de saber de la compra de las acciones. De sus palabras se desprende su opinión de que todo ha sido una maniobra de Stockman y Kul para apoderarse del balneario y se apresuran a ofrecer su ayuda para dar el apoyo del periódico a la operación, al igual que ha hecho antes el Alcalde el director Hovstad asegura al doctor que no habrá problemas en manipular a la opinión publica para que acepte de nuevo a la oveja descarriada, todo a cambio de un porcentaje en el negocio naturalmente. El doctor estalla de ira y expulsa a los dos hombres literalmente a palos. Se reproduce en este momento el mismo fenómeno que habíamos visto en la asamblea del cuarto acto. Nadie comprende que detrás de Stockman no hay más que sólidas e inquebrantables convicciones personales. El hecho de que alguien se oponga a la mayoría de forma tan virulenta en una actitud que no puede acarrearle otra cosa que la ruina personal debe responder, según su forma de ver la realidad, a algún interés oculto. La muchedumbre hablaba de alcoholismo, locura o resentimiento, las fuerzas vivas del pueblo piensan en oscuras e inconfesables maniobras comerciales. Sólo Kul parece conocer el autentico carácter de Stockman e incapaz de soportarlo hace lo posible por obligarle a cambiar de opinión.

Al griterío acude la familia del doctor. También llega el capitán Horster que les comunica que el armador de su buque le ha despedido debido a su lealtad a Stockman. El personaje de Horster es sin duda el más noble y heroico de todos, en la obra se le muestra un hombre no demasiado culto, de hecho no parece que sus actos obedezcan al convencimiento de que el doctor tiene la razón, él mismo confiesa que no sabe nada de estas cosas. Pero el capitán ha reconocido en Stockman a uno de los suyos, el doctor es también un viejo lobo de mar que lucha en tierra firme contra fuerzas titánicas al igual que el marino lucha en el océano contra las olas gigantes En su apoyo al doctor hay algo de la camaradería de los hombres que luchan en solitario contra la adversidad.

En el final de la obra se produce un giro que podríamos denominar “capriano” de no ser por que cuando se estrenó de la obra faltaban catorce años para que Frank Capra naciera. El doctor ya no quiere abandonar el pueblo. En primer lugar piensa con pesimismo que el conflicto no se reduce a su pequeño pueblo costero sino que es extrapolable a todo el planeta y que por lo tanto también en el Nuevo Mundo volvería a tener los mismos problemas. Pero las indignidades que ha contemplado en las últimas visitas le convencen de que debe quedarse y luchar por cambiar las cosas. Se decide a fundar una escuela (para la que una vez más Horster le ofrece su casa) en la que difundir su pensamiento y sobrevivirá a base de asistir a los pobres que no podrán rechazar sus servicios médicos (ni tampoco su sermones como él mismo no se olvida de recordar sin el menor rubor). La familia y el amigo Horster se agrupan en torno suyo mientras el hombre pronuncia la sentencia que pone fin al drama “El hombre más poderoso del mundo es el que está más solo”.Únicamente el individuo que consigue abstraerse de los intereses que dominan el mundo puede tener acceso a la verdad y luchar por ella.




¿Un final demasiado optimista? La película antes mencionada (la que protagonizaba Steve Mcqueen) parece abonarse a esa idea. En la última escena la cámara abandona la feliz reunión y gira hasta enfocar de nuevo las ventanas de la vivienda justo en el momento en el que reciben una nueva andanada de piedras.



Cómo se dijo al principio es un hecho asumido por la crítica que la historia de Stockman es la historia del propio Ibsen y que “Un enemigo del pueblo” fue una reacción al escándalo provocado por sus dos obras anteriores. Pero ¿es esto realmente así? El doctor no es precisamente una persona con la que sea tan fácil identificarse, de hecho no es extraño que el autor haya concebido que su lucha esté apoyada en incontestables estudios científicos (posiblemente lo único incontestable que queda en el mundo, ahora y entonces) porque de otra manera la posición del personaje sería de muy difícil sostenimiento. Incluso en los primeros actos su figura es casi risible en su mesianismo. No conozco lo bastante la vida y la obra del autor noruego como para sostener esto pero me gusta pensar que Ibsen introdujo en la definición del terco carácter de Stockman algunas matices de ambigüedad (a la manera por ejemplo de “Julio Cesar” de William Shakespeare donde todos los personajes pueden ser vistos alternativamente como héroes o traidores). El doctor se apoya en la verdad conocida y se niega a transigir ante nadie, ni la ruina del pueblo, ni la de su propia familia parecen conmoverle, la verdad tiene que salir a la luz aunque se hunda el mundo, y si la mayoría se manifiesta en contra de la verdad entonces la mayoría no tiene la razón. No es de estañar que esta obra fuera celebrada por los anarquistas. Pero ¿es Stockman verdaderamente un héroe? ¿no es ese ansia de verdad, ese avidez por la catarsis, sin tener en cuenta las consecuencias, una actitud autoritaria en el fondo?. En su siguiente obra “El pato salvaje” Ibsen parece cambiar de registro y convierte uno des sus personajes, Gregorio Werler, en un entupido reformador que con su persecución de la verdad y su reivindicación de los ideales más elevados termina por provocar una horrible tragedia al tiempo que un personaje opuesto a él, curiosamente un médico, no deja de advertirle de los estragos que puede ocasionar su obsesión. ¿Es este Gregorio el reverso negativo de Stockman?.

A pesar de todo Stockman sigue causando simpatía por su heroica resistencia ante las fuerzas de la naturaleza por más que este personaje tiene mucho de ideal y poco de humano Aunque le admiremos en su determinación es inevitable pensar que nadie podría llevar sus convicciones tan lejos como lo hace el irreducible doctor. La obra además sigue teniendo vigencia porque reconocemos en nuestra sociedad (en todas) los mismas fuerzas tenebrosas que dirigen el mundo: las autoridades corruptas, las fuerzas económicas que anteponen el beneficio a cualquier consideración humanista, esos horribles pueblos que salen en manifestación a defender a sus alcaldes violadores y ladrones, la prensa que manipula y camufla los intereses de sus dueños bajo una farfolla de verdad e independencia. En resumen puede que Stockman no exista en realidad, pero los que sí existen son sus enemigos.

26 Comments:

Blogger Deckard said...

Pues no lo he leído mamonazo y me ha entrado el gusanillo. Ahora me toca ver y/o leer a Ibsen. ¿Vas a comisión con el Teatro Valle Inclán?

2:56 AM  
Blogger SisterBoy said...

También puedes "comprarte" la peli de Steve Macqueen. De hecho en mis investigaciones para el pots he descubierto que el mismisimo Satyajit Ray tiene también su versión que por supuesto me estoy "comprando" a mi vez.

Yo sólo tengo comision de los fabricantes de pastillas de goma con forma de botella de coca cola

5:59 AM  
Blogger Zar Polosco said...

He llegado hasta el final. Conforme te iba leyendo iba pensando en "El pato salvaje" e iba preparando mi comentario que, al final, ya lo has escrito tú.

Ibsen debería ser obligatorio.

Casona también trata muy bien el tema de la verdad y sus repercusiones.

De Estudio 1 yo también recuerdo las obras de Jardiel, y un "Misericordia" con Bódalo y D`Ocón que todavía me pone los pelos como escarpias, y "Doce hombres sin piedad", y "La dama del alba" de Casona y muchas otras.

Hay que leer a Ibsen, a Chejov, a Casona, a Oscar Wilde, a Valle Inclán. No hay que tener miedo de los clásicos.

Me bullen las ideas y no digo nada concreto.

Town called malice también es muy buena.

Mañana volveré a leerte.

10:58 AM  
Blogger SisterBoy said...

Oh me olvidé de "Doce hombres sin piedad" eso sí es un clásico del teatro televisado: José Bódalo también estaba allí y Jose Maria Rodero, Alvaro de Luna, Manuel Alexandre, Sancho Gracia, Ismael Merlo...

Yo más que miedo a los clásicos le tengo miedo a los modernos :)

11:16 AM  
Blogger Queer Enquirer said...

Pedazo de cacho de post! Ya podías haberlo hecho por entregas... a todas estas, todavía tenemos pendientes las entradas para Cabaret!

12:16 PM  
Blogger SisterBoy said...

La verdad es que me ha quedado un poco largo, espero que la gente no se le haga muy pesado.

Hablando de pesados, mira que estan pesados tú y Bebop que no se ponen de acuerdo. Yo ya les he dicho que estoy disponible cualquier dia

12:19 PM  
Blogger Fernando J. López said...

siempre es una gozada leer un texto en el que se reivindique a Ibsen... aunque esa confesión inicial sobre el teatro casi destroza mi sensible corazoncito...
besos de un dramaturgo alternativo ;-)

3:53 AM  
Blogger SisterBoy said...

Bueno Cinephilus quizás te consuele saber que estuve a punto de suprimir esa confesión inicial pensando en ti o al menos hacerla incluiyendo la frase "que me perdone mi amigo Cinephilus"

De todos modos que alguien a quien no le gusta el teatro hable bien de una obra o de un autor en concreto es un doble halago. Como cuando un madridista o un barcelonista hablan bien del equipo contrario.

6:08 AM  
Anonymous Anonymous said...

El teatro engancha por la inmediatez y el contacto directo.

BRUTAL ESTE POST.

7:19 AM  
Anonymous Anonymous said...

Hello!

I don't understand one word of spanish (wich I guess is the language of this website?), but the Ibsen Girls are very flattered (I think) being guests in this blog.

Hope you enjoy our eh... synopsis of "A Doll's House" :-)

Regards.

1:21 PM  
Blogger SisterBoy said...

Thank You Audun and yes this is a spanish blogg, i find "Hurrah for Henrik" looking for something about Ibsen in the youtube. Be my guest :)

Nora Rules!!

1:39 PM  
Blogger 3'14 said...

A mí el teatro me gusta, lo cual no quiere decir que sea una gran entendida ni consumidora. (no por ganas, que conste)
Mantendré los ojos abiertos y si existe la posibilidad a lo largo de mi vida de ver esta obra representada, lo haré.
A mi los clásicos no me dan miedo, pero he de admitir que algo de pereza sí (Espero que ni tú ni Zar por este comentario me lapideis)

4:40 PM  
Blogger SisterBoy said...

Trata de leerte una de las cuatro obras de Ibsen mencionadas en el post y si no te gusta dejare que me lapides a mí :)

4:48 PM  
Blogger Zar Polosco said...

Si te lees una, te leerás las cuatro. Y, si no, lapídame a mí también.

11:33 PM  
Blogger JRB said...

Bueno, la reivindicación final de las Ibsen Girls no tiene desperdicio.
Supongo que la has puesto pensando en mi, sabiendo lo duro que debía resultarme leer un post entero sobre teatro noruego. Gracias amigo.

Del video destaco a la rubia de negro que masca chicle como si el chicle estuviera vivo y fuera a escaparse de su boca; también esa imagen de Ibsen (supongo) dentro de un corazón rosa y ese apoteósico final en el que las Ibsen Girls se dan inocentes golpecitos entre ellas en plan "tú la llevas".

Recuerdo con cariño Estudio 1. Lo solía ver en familia, aunque la memoria me falla y no sabría decirte el título de ninguna obra.

10:28 AM  
Blogger SisterBoy said...

Pues sí :) estaba buscando cosas sobre Ibsen en youtube y cuando vi esto me dije "para Varg!

10:50 AM  
Anonymous Anonymous said...

Vi ayer tu post,pero no me leí la sinopsis porque quería leer antes la obra.Miré por casa a ver si estaba y no hubo suerte,las que sí encontré fueron Casa de muñecas y Juan Gabriel Borkman.Me han gustado muchísimo ambas dos...hasta se me olvidaba respirar.Postergo la lectura del post hasta que me la lea...o vea(¿vendrá a Zaraguay?¿Sale Francesc Orella o esa foto es para adornar?porque si es así es una crueldad ponerme la miel en los labios)
No voy mucho al teatro,no porque no me guste sino porque no me van las obras que representan por estos lares(por modennas),sólo he tenido suerte con alguna de Chéjov,Wilde,Eurípides y Lope de Vega.Los directores de cine escogen mejor.Lo que sí me gusta muchísimo es leer teatro,que ahí elijo yo, aunque justo de Ibsen no había leído nada porque creía que sería vanguardista y así.Me alegro de haberme equivocado:sólo era polémico.
Otro que también me sorprendió para bien porque tenía prejuicios sobre su teatro,aunque sus novelas me encantan,fue Camus con su Calígula. Sólo de acordarme se me pone la carne de gallina.

4:35 AM  
Anonymous Anonymous said...

¡Y no te metas con mi Laurence Olivier,que lo hizo genial como Ricardo III! Además es uno de esos directores que saben escoger a los que me refería.

4:40 AM  
Blogger SisterBoy said...

El último acto de "Casa de muñecas" todavía impresiona hoy en día, me imagino que en el siglo XIX debió ser la bomba.

Francesc Orellana sale en el montaje que se está haciendo en Madrid no sé si seguirá en la gira de provincias. Cuando leas la obra pasate por aqui que yo siempre estoy atento a los comments de post antiguos :)

Tomo nota de tus recomendaciones

4:41 AM  
Blogger SisterBoy said...

Uff jeje no tengo nada contra el viejo Laurencio pero es que es el ejemplo claro de actor de teatro que en el cine no resulta nada convincente. Hace poco vi su versión para la pantalla grande de "Otelo" y todavía estoy horrorizado

4:50 AM  
Anonymous Anonymous said...

Sí,era bastante amanerado...pero ya te digo,a mí en Ricardo III (la peli,que mi edad no da para más)me dejó impactada.Eso sí,era la primera vez que veía/leía... la obra,asín que a lo mejor es mérito del personaje,que era como para impactar,y de Shakespeare.

6:07 AM  
Blogger alejandrosl said...

A mí tampoco me gusta particularmente el teatro, por razones similares a las que dices; aunque alguna obra he sido capaz de disfrutar. Y ya sabes, si quieres más teatro en Santa Cruz, vota a Angel Llanos. ;-)

7:28 AM  
Blogger SisterBoy said...

Lo bueno de Angel LLanos es que dará mucho teatro aunque no gane :)

7:49 AM  
Blogger Maria Del said...

Me pasé dos años trabajando en el restaurante de un teatro y no fuí a ver mas que dos obras, las dos poco antes de irme, una pena no haber ido mas.
Uno al que tengo ganas de ir es al Corral del Carbón en Granada, que según me han contado, ya no sé si es mito o realidad, en verano hacen obras de época, en plan Lope de vega ect, que es lo que le pega a ese sitio, es una corrala de las de antes, el edificio es bonito en sí, y si el mito es cierto, pienso tomarme algunas vacaciones para ver algun clasico...

7:09 AM  
Blogger SisterBoy said...

Cualquier teatro llamado Corral del Carbon tiene mis simpatias :). Sobre si el mito es o no cierto puedes consultarlo con Vargtimen al que presumo gran conocedor de Granada La nuite

7:45 AM  
Blogger SisterBoy said...

This comment has been removed by the author.

3:04 AM  

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